Candidatura de Gennadiy Golovkin al Salón de la Fama
La candidatura de Gennadiy «GGG» Golovkin al Salón de la Fama para la clase de 2026 ha desatado un intenso debate en el mundo del boxeo. En su mejor momento, Golovkin se destacó por sus victorias contundentes, convirtiéndose en un verdadero «asesino» en el ring. Sin embargo, a medida que las boletas para la clase de 2026 del Salón de la Fama llegaban a los escritorios de los votantes, la imagen del kazajo como una máquina de destrucción generó divisiones entre los medios y los aficionados. ¿Es realmente «Triple G» un candidato destacado este año?
Estilo y habilidades de Golovkin
Golovkin se movía por el ring con una habilidad excepcional, utilizando un juego de pies sutil y un jab devastador que desgastaba a sus oponentes antes de desatar ganchos y uppercuts. Aunque no contaba con un poder de nocaut de un solo golpe, la acumulación de sus golpes contundentes hacía que sus rivales se sintieran como si hubieran sido golpeados con bates de béisbol al regresar a sus vestuarios. Sin duda, Golovkin posee habilidades dignas del Salón de la Fama, pero su currículum es relativamente delgado, lo que ha generado dudas sobre su candidatura de primer voto a Canastota.
Victorias y legado
Sus mejores victorias fueron contra Daniel Jacobs, David Lemieux y Kell Brook, y perdió su trilogía definitoria contra Saúl «Canelo» Álvarez. A diferencia de otros grandes medianos del Salón de la Fama, como Sugar Ray Robinson, Marvin Hagler y Bernard Hopkins, Golovkin carece de victorias emblemáticas que construyan su leyenda. Sin embargo, su grandeza no se mide solo por los nombres de sus oponentes. Cuando HBO Boxing necesitaba un nuevo protagonista, él se convirtió en la cara de su última etapa dorada. A pesar de su limitado dominio del inglés, su mensaje siempre fue claro y memorable, ofreciendo un «gran espectáculo dramático» sin importar el rival. Llenó arenas desde Los Ángeles hasta Nueva York y se convirtió en un héroe de culto entre los aficionados de EE. UU. y del mundo.
Impacto en el boxeo
Para mí, el legado de un boxeador no se trata solo de a quién enfrentó o cuándo, sino del impacto que tuvo en el deporte y en los aficionados. Se trata de trascender el idioma y la nacionalidad, elevando el boxeo a través del carisma y creando momentos memorables. Golovkin logró todo esto, siendo uno de los pocos boxeadores no estadounidenses que realmente rompió en el mercado estadounidense. Mantuvo dignidad, disciplina y atractivo a pesar de la política del deporte. Como votante para el Salón de la Fama este año, marcaré la casilla por Golovkin, junto a Chris Eubank y Nigel Benn. Meldrick Taylor, Mikey García y Pongsaklek Wonjongkam también presentan casos sólidos para la inducción.
Comparación con Deontay Wilder
Sin embargo, el debate se vuelve interesante al considerar a boxeadores como Deontay Wilder, otro artista del nocaut que dominó a sus oponentes a pesar de la falta de profundidad en su currículum. Aunque Wilder era conocido por su poderosa mano derecha, su habilidad para preparar el golpe le permitió aterrizarlo de manera efectiva. Podía cerrar la distancia en un abrir y cerrar de ojos, utilizando su jab como un medidor de distancia. Muchos de sus 49 combates terminaron con sus oponentes en el suelo, ya sea inmóviles o en estado de shock.
Con 10 defensas de título como campeón del WBC, Wilder fue la estrella de peso pesado más significativa de América desde Roy Jones Jr., Evander Holyfield y Mike Tyson. Sin embargo, al igual que Golovkin, Wilder carece de las victorias que poseen otros grandes boxeadores. A través de su serie de tres peleas con Tyson Fury, Wilder ayudó a crear una de las mejores trilogías en la historia del peso pesado, aunque perdió la rivalidad que definió su carrera, al igual que Golovkin lo hizo ante «Canelo».
Conclusión sobre la grandeza en el boxeo
Mientras que el poder de Golovkin era contundente, el de Wilder era singular: un finalizador capaz de apagar la conciencia de un oponente con un solo golpe. Ambos boxeadores encabezaron eventos de pago por evento, llenaron arenas y cultivaron bases de aficionados tan fervientes que se convirtieron en algunos de los más populares de sus épocas. La inevitable inclusión de Golovkin en el Salón de la Fama muestra que la inducción no solo recompensa a quienes han ganado múltiples campeonatos mundiales o han enfrentado a los nombres más destacados. También honra a aquellos que elevaron el deporte a través de sus actuaciones y personalidades. Tanto Golovkin como Wilder lograron esto de diferentes maneras, recordándonos que los nocauts son esenciales y que la violencia en el boxeo puede ser hermosa, ya sea disciplinada como la de Golovkin o cruda como la de Wilder. Sus peleas fueron eventos culturales que restauraron la relevancia del boxeo en las conversaciones cotidianas. Aunque sus currículos pueden no igualar a los de la vieja guardia, la grandeza se mide en momentos y en fama, así como en victorias. Según esa métrica, ambos merecen su lugar en Canastota, ya que los miembros del Salón de la Fama no siempre son los mejores que jamás hayan existido; a veces, son aquellos que nos recuerdan por qué amamos este deporte.