Corazón de Perla: La historia de vida de Scot Pollard, el veterano de la NBA que recibió un trasplante de corazón

La Lucha de Scot Pollard

En octubre pasado, siete meses después de recibir un trasplante de corazón que le salvó la vida, el veterano de 11 años en la NBA, Scot Pollard, volvió al hospital. Sin embargo, esta vez no era por él. Su hijo menor, Ozzy Pollard, que estaba en su último año de secundaria y jugaba como ala cerrada en el equipo escolar, se había lastimado el ligamento cruzado anterior y el menisco y necesitaba cirugía para repararlos.

Preparación Familiar

La familia Pollard estaba bien preparada para enfrentar el estrés de esta cirugía; Scot había luchado contra una enfermedad cardíaca genética en los últimos tres años. Durante su tiempo como jugador en la Universidad de Kansas y en la NBA, Scot se convirtió en un favorito entre los aficionados por su personalidad única, sus coloridos peinados y su competitividad.

Sin embargo, más de una década después de su retiro, su ánimo empezaba a desvanecerse, mientras sus días se llenaban con citas médicas y procedimientos. A los 48 años, un hombre que algunos años atrás era una figura pública robusta se encontraba en insuficiencia cardíaca activa.

«Recuerdo haber sentido: ‘Si esto es todo, estaré bien,’ comentó. ‘Pero si no es así, tengo mucho que hacer.’ Se detuvo y añadió: ‘Estoy realmente contento de tener mucho que hacer.'»

El Trasplante de Corazón

Scot recibió un nuevo corazón el 16 de febrero de 2024. La donación de órganos se rige por estrictos estándares de anonimato; ni el donante ni el receptor conocen detalles sobre el otro a menos que el receptor decida contactar a la familia del donante tras el procedimiento.

Tras cinco meses de reflexión sobre su experiencia, Scot decidió escribir una carta a la familia de su donante anónimo, a quien llamó un héroe. En su carta escribió:

«Mi nombre es Scot, vivo en Indiana y escribo para expresar mi eterna gratitud por el regalo de vida que me dieron. Mi esposa, yo, nuestros cuatro hijos, nuestra familia y amigos estamos eternamente agradecidos.»

Scot continuó su mensaje, expresando su deseo de conocerlos algún día y asegurándoles que el corazón de su ser querido sería amado y cuidado. «Ya hemos comenzado a crear conciencia sobre la donación en nuestra comunidad y estamos expandiéndonos a nivel nacional. Su ser querido es nuestro héroe y vivirá para siempre a través de mí y nuestros esfuerzos por inspirar a otros a convertirse en donantes dispuestos

La carta fue gestionada por el hospital donde se encontraba Scot y finalmente llegó a la familia del donante. Dependía de ellos decidir si deseaban responder.

«Puedo entender por qué muchas personas dirían: ‘No quiero conocer a aquella persona que recibió un riñón, pulmones o ojos. Simplemente es demasiado,'» dijo Scot.

Esperanzas de Respuesta

En las semanas siguientes, sus esperanzas de recibir noticias de la familia que le dio una segunda oportunidad de vida se desvanecieron. Tres meses después de enviar su carta, mientras se encontraba en el hospital con Ozzy, Scot revisó su correo electrónico y encontró la respuesta que tanto había estado esperando.

El 6 de febrero de 2024, Scot Pollard se encontraba en una situación crítica. La víspera, él y su esposa, Dawn, habían llegado al Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, para una evaluación de trasplante de corazón de tres días. Scot ya había sido registrado en las listas de trasplante en Indianápolis y Chicago, buscando mayores oportunidades en Nashville, a 300 millas de su hogar en Carmel, Indiana.

El Dr. Jonathan Menachem, un cardiólogo del hospital, tomó el pulso de Scot y notó que era lento. «¿Siempre lo has tenido lento?» le preguntó. Scot se reclinó en una cama mientras Menachem escuchaba su corazón con un estetoscopio. «¿Te falta el aire solo al estar así?» Scot cerró los ojos y asintió. «Ver a alguien acostado así y quedarse sin aliento rápidamente es preocupante,» comentó Menachem. Scot estaba en insuficiencia cardíaca severa y fue admitido en cuidados intensivos, comenzando una búsqueda de emergencia para un trasplante.

«Estaba lleno de líquido y no tenía suficiente flujo sanguíneo circulando por su cuerpo,» explicó Menachem. «Pensamos que se iba a casa a Indiana.»

Reflexión Final

La historia de Scot es un recordatorio conmovedor de la conexión entre donantes y receptores, de la lucha diaria con problemas de salud y la importancia de la familia en tiempos difíciles.