Cómo Inglaterra ganó la Copa del Mundo de 1966: Un entrenador visionario, un equipo sin extremos y la grandeza de Bobby Charlton

La historia del fútbol inglés en la Copa del Mundo

La historia del fútbol inglés en la Copa del Mundo ha tenido altibajos, pero el torneo de 1966 marcó un hito significativo. Hasta ese momento, Inglaterra había tenido un desempeño mediocre en la Copa del Mundo, habiendo participado en solo cuatro ediciones desde su inicio. La Asociación de Fútbol (FA) había mantenido su distancia de la FIFA, lo que había impedido su participación en los primeros tres torneos. En sus intentos previos, Inglaterra alcanzó los cuartos de final en dos ocasiones, pero fue eliminada en la fase de grupos en otras dos. A pesar de esto, el país gozaba de un gran respeto en el mundo del fútbol.

En 1963, para celebrar su centenario, la FA organizó un partido entre Inglaterra y un equipo del Resto del Mundo, donde Inglaterra se impuso 2-1, lo que evidenció la calidad de sus jugadores. La columna vertebral del equipo, compuesta por Gordon Banks, Bobby Moore y Bobby Charlton, era considerada la mejor del mundo en sus respectivas posiciones. Sin embargo, para convertirse en campeones del mundo, necesitaban la ventaja de jugar en casa. Aunque ser el anfitrión siempre ha aumentado las posibilidades de éxito, esta fue la primera vez desde las ediciones de Uruguay e Italia que el país organizador realmente ganó el torneo.

El papel de Alf Ramsey

Alf Ramsey asumió el cargo de entrenador de Inglaterra en octubre de 1962 y, con una afirmación audaz, declaró que Inglaterra ganaría la Copa del Mundo. Este entrenador había logrado algo aún más improbable: en 1955, a los 35 años, tomó las riendas del Ipswich Town, un club de tercera división, y en solo dos años logró ascender a la segunda división. Cuatro años después, llevó al equipo a la Primera División y, en su primer intento, ganó el título. Esta transformación fue sin precedentes en la historia del club.

Ramsey, quien había sido un defensa sin complicaciones en su carrera como jugador, no era particularmente popular entre la prensa o los aficionados, pero se mantuvo firme en su enfoque. Continuó dirigiendo a Inglaterra durante ocho años después de su éxito en la Copa del Mundo, hasta que fue despedido por no clasificar al torneo de 1974.

Ramsey fue, en cierto sentido, el primer verdadero entrenador de Inglaterra. Antes de la Segunda Guerra Mundial, no existía una figura oficial de entrenador principal; el equipo era seleccionado por un comité. Esto puede parecer extraño hoy, pero en una época en que los partidos no se transmitían ampliamente por televisión, se consideraba imposible seguir toda la Primera División. Inglaterra tenía un ‘entrenador’ encargado de las tácticas, pero Ramsey cambió eso al obtener el control total sobre la selección del equipo y la alineación inicial. Su enfoque innovador fue evidente desde el principio, ya que seleccionó un equipo completo de 22 jugadores para cada pausa internacional, algo inusual en ese momento.

El estilo de juego y el equipo de 1966

El éxito de Inglaterra en 1966 no convenció a todos de que la figura del entrenador era necesaria. A principios de la década de 1980, el escritor Brian Glanville argumentó que Inglaterra había funcionado bien sin un entrenador, aunque esto se debía en parte a las decepcionantes actuaciones de los sucesores de Ramsey. Sin embargo, el equipo de 1966 se destacó por su enfoque táctico único, conocido como «las maravillas sin extremos de Ramsey». Este estilo de juego era casi impensable en una época en la que los extremos eran los jugadores más admirados. Aunque Ramsey comenzó su mandato enfatizando la importancia de los extremos, su equipo se volvió cada vez más compacto, culminando en una alineación que carecía de jugadores en las bandas.

El equipo inicial de Inglaterra era difícil de clasificar en términos de sistema, pero cada jugador tenía características definidas. Moore era un defensor elegante, mientras que Jack Charlton representaba un estilo más tradicional. Nobby Stiles, un mediocampista defensivo combativo, permitió que Martin Peters se moviera con libertad. Alan Ball, un jugador versátil, y Bobby Charlton, quien jugaba más como un número 10, completaban la alineación. La mayor controversia del torneo fue la salida de Jimmy Greaves, el máximo goleador de la historia de la primera división inglesa, debido a una lesión. En su lugar, Geoff Hurst, quien había debutado a principios de ese año, se mantuvo en el equipo y anotó un hat-trick en la final.

La final y el legado de 1966

Bobby Charlton, quien ganó el Balón de Oro ese año, fue la verdadera estrella del equipo. Su actuación más memorable fue en la semifinal contra Portugal, donde anotó ambos goles en una victoria 2-1. En la final, aunque su influencia fue más discreta, su presencia fue fundamental. El entrenador alemán Helmut Schön estaba tan preocupado por Charlton que le pidió a Franz Beckenbauer que lo marcara de cerca. El partido fue emocionante, con Alemania Occidental abriendo el marcador y Hurst empatando con un cabezazo. El encuentro se decidió en tiempo extra, donde Hurst anotó un gol polémico que fue validado por el asistente Tofiq Bahramov, y luego selló su hat-trick con otro gol, convirtiéndose en el único jugador en lograrlo en una final de la Copa del Mundo hasta que Kylian Mbappé lo igualó en 2022.

Inglaterra no fue aclamada universalmente como ganadora espectacular, especialmente en una época en que Brasil dominaba el torneo. Sin embargo, su éxito en 1966 se enmarca como un logro significativo en la historia del fútbol, a pesar de que algunos argumentan que llevó a un enfoque excesivo en el esfuerzo físico en lugar del talento. A pesar de las críticas, Ramsey cumplió su objetivo: ganar la Copa del Mundo, y lo hizo con un equipo que dejó una huella imborrable en la historia del fútbol.