A medida que se acerca la agencia libre de la NHL, ¿cómo afectará la edad de los jugadores a sus nuevos contratos?

Estimación del rendimiento y envejecimiento de los jugadores

Sin duda, uno de los aspectos más importantes al firmar a un jugador con un nuevo contrato es estimar cómo afecta el envejecimiento a su rendimiento. Este aspecto también es uno de los más difíciles de acertar, ya que la trayectoria de un jugador puede ser muy volátil y predecir lo que sucederá el próximo año es un desafío, y más aún a tres, cinco o siete años. Sin embargo, realizar este trabajo resulta crucial porque el objetivo es cometer el menor número de errores posible, en vez de perseguir la perfección. Con la agencia libre a menos de un mes, esta tarea se vuelve fundamental para cada equipo que esté dispuesto a desembolsar millones de dólares durante varios años.

Áreas clave de mejora en las proyecciones

Desde la perspectiva del análisis sobre el envejecimiento que he estado llevando a cabo aquí durante años, existen tres áreas clave de mejora que deberían fortalecernos en nuestras proyecciones sobre los jugadores y sus valoraciones de contrato: contexto, unicidad y variación.

El pico de rendimiento de los jugadores

Una de las primeras innovaciones analíticas fue descubrir que el pico de rendimiento de un jugador es mucho más joven de lo que sugiere la sabiduría convencional. Es cierto que el pico promedio de los jugadores de hockey no se sitúa tan tarde como entre los 27 y 29 años, pero también es probable que hayamos sobrestado un pico demasiado temprano, que no sea tan joven como entre los 23 y 25 años. En mis análisis anteriores, observé un pico alrededor de los 24 o 25 años, en línea con lo que otros analistas han encontrado. Sin embargo, creo que esta observación ha carecido de contexto.

“Después de ajustar por contexto, creo que esa suposición de 11 años es precisa”

—Eric Tulsky, gerente general de los Hurricanes.

Según mi estimación, el pico promedio de un jugador de la NHL estaría más cerca del rango de 25 a 27 años, tanto para delanteros como para defensores, manteniendo el 98% de su valor o más. Si añadimos dos años más en cada extremo, entonces el rango se ajusta a entre 23 y 29 años.

Impacto del rol en el rendimiento

Algunos podrían querer pasar por alto cómo se utiliza a un jugador a la hora de estimar su envejecimiento. Sin embargo, creo que esta información es vital, ya que confío en la intuición del entrenador promedio de la NHL. Una de las razones por las que análisis anteriores concluían que un jugador alcanzaba su pico a una edad más temprana es que no habían considerado el movimiento de un jugador dentro de la alineación, algo que suelen hacer los más jóvenes.

Esto resulta crucial para los defensores que pasan de roles de tercer par al inicio de sus carreras a posiciones de primer par. Asimismo, en el extremo opuesto del espectro, los jugadores veteranos suelen ser elogiados por su destreza defensiva, que a menudo coincide con una reducción en su rol dentro de la alineación.

Firmando agentes libres

Toda esta dinámica debería ofrecer un poco más de confianza al firmar agentes libres no restringidos. Es cierto que el declive es agudo después de los 30 años, y aún más pronunciado después de los 33 para delanteros y 32 para defensores. Es un hecho que un jugador que se encuentra en la categoría de agente libre de la agencia libre (UFA, por sus siglas en inglés) probablemente esté más cerca de los 30, lo que normalmente los posiciona en el lado menos favorable de la curva de edad. Pero al entender que el pico de un jugador no resulta ser tan joven como sugiere la sabiduría convencional, firmar a un jugador en sus últimos 20 años puede no ser un problema tan grave como se pensaba antes de esta investigación.

La unicidad de cada jugador

Otro aspecto a considerar es que cada jugador es único y aplicar una trayectoria similar a cada uno puede resultar imprudente. No hay forma de resolver este asunto a la perfección. El futuro de un jugador le pertenece y todavía está por escribirse. Sin embargo, hay maneras de estar menos equivocados y avanzar en la dirección correcta: buscando jugadores comparables.

La idea es medir cuánta variación hay en la población utilizando cada uno de los componentes del modelo (ponderados por la importancia de esos componentes) y combinar esas mediciones para determinar qué jugadores pasados se asemejan más al jugador objetivo. Si el punto de partida ofrece una proyección más sólida, los años que le siguen también deberían ser más precisos.

Resultados de las proyecciones

Al observar la temporada 2024-25 y cómo variará el valor de cada jugador desde la 2023-24, una curva de edad que utilizara un promedio poblacional habría tenido un error promedio de 2.14 goles. En cambio, una curva de edad que utilizara un promedio ponderado de jugadores comparables habría fallado en 2.09 goles en promedio. Esto podría parecer una diferencia mínima, pero se acumula.

A través de una muestra de 557 jugadores, hay una diferencia de 30 goles. Esto implica que cada equipo habría sido un gol más preciso si el ajuste por edad de un jugador se basara en comparaciones.

Conclusión

El mensaje clave es que los caminos son variados, y esa información resulta útil cuando se hace foco en el promedio único. Al analizar cómo envejece un jugador, hacer una predicción perfecta es una misión imposible. Pero lo que se puede hacer es realizar una estimación más informada ajustando el contexto, abrazando la unicidad de cada jugador y comprendiendo que el futuro de cada uno conlleva un amplio rango de posibilidades.